En el marco de una cena de camaradería que tuvo lugar el pasado viernes 3 de agosto en el restaurante de Singlar Club, se recordaron los 25 años de la consagración de Eduardo Ravagnan en la Formula 1400 Bonaerense, convirtiéndose en el primer campeón del automovilismo ascensionense y de aquella categoría que comenzaba a dar sus primeros pasos.
El motivo de la reunión convocó a muchos amigos que compartieron aquella inolvidable etapa, compartiendo la cena entre anécdotas y vivencias.
Eduardo Ravagnan señaló: “tuvimos la satisfacción de haber vivido una muy linda etapa, donde hemos cosechado muy buenos resultados, pero sobretodo hemos logrado fortalecer un gran grupo de amigos, no solamente en mi pueblo sino en toda la zona, lo cual sigo viviendo cuando encuentro con gente que conoció en aquellos años”.
Al referirse a su consagración, mencionó que “tuvimos una etapa de cuatro años que fuimos aprendiendo, tanto el grupo que trabajaba como yo arriba del auto. De a poco fuimos obteniendo resultados y llegamos a la última instancia con posibilidades de ganar el campeonato que después se nos dio para alegría de todos”.
“Empezamos en el 850 durante tres años y en el año 87 se decide colocar el motor 1400, que fue el primer año de la categoría. Tuvimos la satisfacción de lograr el campeonato y disfrutar de una etapa maravillosa con recuerdos imborrables”, indicó el ex piloto.
Por otra parte, resaltó el gran apoyo de la gente, al indicar que “era llamativo la cantidad de gente que colaboraba. Más de 300 personas de Ascensión nos acompañaban en todas las carreras, lo cual era realmente sorprendente por el apoyo. Se había formado una gran familia y una gran organización porque entre los recuerdos que tenemos hay una carpeta con la contabilidad donde figuran los balances año por año. Es decir que era algo muy bien armado con una comisión para manejar los fondos y otro grupo que estaba a cargo del auto. Me siento muy orgulloso de haber formado ese grupo”.
Asimismo, puso de manifiesto que “este proyecto se hizo con una finalidad de colaboración con la localidad y el día que se dejo de correr, el auto se vendió y lo recaudado fue destinado a las instituciones del pueblo, a la sala de primeros auxilios y a la cooperadoras escolares. O sea que todo lo que el pueblo colaboró hicimos que vuelva a las instituciones”.
Y concluyó diciendo: “me queda la satisfacción de haberme reencontrado con este grupo de amigos que después de 25 años nos volvemos a reunir y a recordar las cosas tan lindas que hemos cosechado en aquella inolvidable etapa”.